EL CELO DE LA CABRA MONTÉS EN MARO-CERROGORDO

EL CELO DE LA CABRA MONTÉS EN MARO-CERROGORDO

COMPARTIR:

La cabra montés (Capra pyrenaica hispánica) que habita en los acantilados de Maro-Cerrogordo (Nerja, Málaga) es de los pocos lugares que nos dejarán contemplar a esta especie cerca del Mar Mediterráneo, tan cerca que baja hasta la playa, como si fuera un turista más. Como especie, es endemica de la Península Ibérica, con una mayor presencia en Andalucía y núcleos estables en Jaén, Almería, Granada, Málaga, Córdoba y Cádiz. En total se han contado unos 32.000 ejemplares y más de la mitad están en Sierra Nevada.
Bóvido caprínido, de patas cortas con gran dimorfismo sexual, cuyos machos pueden llegar a pesar hasta 70 Kg. y las hembras alrededor de 30 Kg. posee un pelaje de color canelo-cervuno en verano y ante-sucio en invierno. Sus cuernas de crecimiento anual pueden alcanzar un metro de longitud en los machos y son gruesas, nudosas y curvadas en forma de lira, mientras que en las hembras son cilíndricas y de no más de 25 cm.
Estos animales son gregarios y forman rebaños. Los dos sexos viven separados casi todo el año y forman piaras de machos jerarquizados. En la época de celo, la que nos ocupa en este reportaje, entre finales de otoño y principios de invierno, forman grupos mixtos y de diferentes edades. En la época del parto las hembras se aíslan y paren solo una cría o dos como mucho. Éstas permanecen ocultas e inmóviles hasta que cumplen casi dos meses y no se independizan de la madre hasta sus seis meses de edad. En verano se desplazan hacia las cumbres en busca de prados frescos y en otoño vuelven a bajar huyendo del frío y la escasez de comida, aunque en Maro-Cerrogordo, debido a un incendio que hubo hace tiempo y que mermó mucho su hábitat, se acostumbraron a estar cerca de las playas de este paraje natural, casi todo el año.

 

Su dieta es muy variada, lo que les hace muy adaptables. Comen frutos y hojas de quercíneas, brotes de enebros o zarzas, gramíneas etc. Las poblaciones actuales proceden de un reducido número de individuos, ya que en los años 50 y 60 se redujeron las poblaciones drásticamente, por lo tanto han sufrido una gran pérdida de patrimonio genético, haciéndose muy vulnerables a ciertas enfermedades. Según los datos de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía de diciembre de 2007, su situación es excelente en el sur de España, en parte gracias al buen estado de conservación de los hábitats andaluces de alta montaña, propiciado por las actuaciones desarrolladas en el marco del «Programa de Gestión de la Cabra Montés en Andalucía».
Este mamífero atraviesa una situación de «incremento constante y generalizado» y se esta produciendo una mejoría sustancial en toda la Comunidad Autónoma, siendo el resultado más novedoso la presencia de ejemplares al sur de las provincias de Córdoba, en las sierras de Alfayate, Rute, Osuna, Tablón y en Sevilla, pero estos datos no dicen nada de la situación en Maro Cerrogordo.
Según estudios de la propia consejería, Andalucía cuenta en la actualidad con la mayor población mundial de esta especie, con más de 30.000 ejemplares repartidos en 30 núcleos poblacionales. En total, el 11 por ciento de los hábitats andaluces de montaña están poblados en mayor o menor medida por ejemplares de cabra montés. A estas cifras se une el hecho de que el incremento y la dispersión marcan la tendencia de dichas poblaciones de ungulados autóctonos.

Reparto por provincias
De entre las provincias andaluzas es Granada la que cuenta con un mayor número al haberse registrado la existencia de más de 16.000 ejemplares, fundamentalmente en el entorno del Espacio Natural Sierra Nevada. Jaén, con unos 5.700 ejemplares, y Almería, con 5.200, son las siguientes provincias en cuanto al número de cabras. Málaga supera las 4.000, mientras que en Cádiz se encuentran alrededor de un millar de ejemplares. Por su parte, Sevilla y Córdoba completan la presencia de este ungulado con pequeñas poblaciones estables de reciente colonización.
En este reportaje, he querido mostrar el comportamiento durante el celo, donde los machos persiguen a las hembras por paredes verticales, cerca de la carretera nacional, la cual deben cruzar para bajar a la playa. Las hembras en esta época de celo, a finales de octubre y primeros de noviembre, están muy presionadas y los machos, ciegos por el momento. Después de años de observación, debido a mi relativa cercanía a estos acantilados, he podido ver de todo en lo que respecta a esta especie, pero no siempre he tenido a mano la cámara.

 

 

Lo que me resulta sorprendente es cómo estas cabras tienen que cruzar la carretera nacional sin protección alguna, y debido a lo sinuoso del trazado de la misma, es un peligro para ellas y para los usuarios de la vía ahora que está de moda para los moteros y sus veloces máquinas deportivas que conducen temerariamente por esta carretera nacional casi en desuso, debido a la reciente construcción de una nueva autovía.
Sería bueno que la administración tomara buena nota de esto y habilitaran pasos inferiores, para que este animal pudiese cruzar esta peligrosa vía, y vallase las zonas más peligrosas, cercanas a las curvas ciegas. Con esto no tendríamos que hacer fotos de cabras atropelladas en plan foto-denuncia.

Texto y Fotos: Gerardo Moreno Chinchilla. Naturalista y fotógrafo de Naturaleza

 M. 605213241

marbella chic

COMPARTIR:


Translate »