MANOLO SANTANA

MANOLO SANTANA

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Juan Antonio Samaranch escribió en el prologo de las memorias de Manolo Santana ‘Un tipo con suerte’ que “su nombre está escrito en letras de oro en el libro de honor del deporte español”. Dio días de gloria con sus victorias en Wimbledon, el Open de Estados Unidos, Roland Garros y sus actuaciones históricas en la Copa Davis. Ha sido el gran promotor de la construcción de miles y miles de pistas de tenis e impulsor de un sinfín de practicantes en nuestro país. Ganó dos Roland Garros (1961 y 1964) un Open de Estados Unidos (1965) y se han cumplido más de 40 años de su victoria en Wimbledon (1966) la catedral del tenis en Inglaterra donde es considerado un gran personaje, un campeón que se pasea con la placa de miembro de honor del All England Club. Hoy en día la gente le sigue parando y pidiendo autógrafos.
Recuerda Santana como ningún grand slam pagaba un céntimo a los campeones. En Wimbledon le dieron una réplica del trofeo y un cheque de 20 libras para comprar material deportivo en una tienda londinense. Jugar le costó alrededor de 4.000 dólares de la época, una fortuna, entre la residencia que alquiló, los desplazamientos -en taxi- y la manutención. Lógicamente, Santana viajaba entonces sin entrenador. Se subía a decenas de trenes para viajar de torneo en torneo y escuchaba atentamente los consejos de sus amigos. Hoy Santana mira a Rafa Nadal, valora su juego y se sorprende. Dice que no hay nadie que juegue como él y se confiesa un admirador absoluto. Pero el éxito de Nadal no puede entenderse sin el de Santana, que derribó barreras.

Manolo Santana dirige el mejor torneo que hay en España, el Open Madrid donde participan los mejores tenistas del mundo. Es un espectáculo no solo deportivo sino social y cuenta con un gran apoyo de la comunidad de Madrid e incluso de la familia real como se pudo comprobar en la pasada edición con la presencia de la Reina Doña Sofía y la Infanta Doña Elena.
En Marbella, su trabajo se centra en el Racquets Club y colabora estrechamente con los hoteles Puente Romano y Marbella Club. Acaba de llegar de Roland Garros y va a Wimbledon. Después en agosto el Open de Estados Unidos. Se ha buscado estas actividades porque considera que si se queda en casa diciendo que ‘buen jugador has sido, nadie viene a buscarte’. Nunca se ha desvinculado del tenis porque le da mucha felicidad y practica todos los días tenis y padel durante una hora y media con sus amigos. Continúa asesorando a niños y jóvenes y tiene puestas sus esperanzas en una joven promesa de Marbella, Roberto Chacón, que con 13 años ya es campeón de Andalucía. Lleva con él desde hace cuatro años y le está ayudando en todo lo que puede. Quizás recuerda que cuando él era niño tampoco tenía posibilidades económicas para ello. Por cierto, ninguno de sus cinco hijos juega al tenis y por el momento tampoco sus cuatro nietos, aunque nunca se sabe. Se mantiene muy unido a todos ellos.

Manolo Santana sigue diciendo que nunca se irá de Marbella después de 27 años. Asegura que poco a poco la ciudad, a la que adora por sus gentes, va recobrando el ritmo que nunca debió perder y está dispuesto a seguir apoyando la labor de aquellos que trabajan duro por este lugar, sean de la ideología que sean. Una afirmación que quedó demostrada con su incansable pero lucida actuación para traer la Copa Davis el pasado año.
Su día a día comienza a las ocho de la mañana en el Paseo Marítimo y le sigue un desayuno tranquilo junto a Claudia, la mujer con la que comparte una vida alejada del mundanal ruido a excepción de sus constantes viajes y algún que otro acontecimiento social ineludible. Como decíamos, juega al tenis con sus amigos y, muy de vez en cuando, al golf. ‘Un tipo con suerte’ como el título del libro que escribió su hijo Manel y del que se vendieron 10.000 copias. Un libro cuyo único objetivo para Santana era recuperar a su hijo y conseguir una íntima amistad y complicidad entre los dos.
Huye de los grandes lujos y en su perfil nos encontramos un hombre admirador de la obra de Antonio Gala, la música de Malú, la cocina mediterránea, los caldos de La Rioja y los recuerdos de ciudades como Río de Janeiro y Nueva York. Sigue manteniendo que todo lo que ha sido y lo que es, se lo debe al tenis. Y como escribió José María Pemán el día de su homenaje: “El tenis es el único deporte en el que un revés no es una derrota, sino una elegante forma de devolver una pelota”.

FOTOS: www.fredytorra.com

Jacqueline Campos fotos www.fredytorra.com

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