CACHY SICONOLFI Y ROSA CRANENBORG

CACHY SICONOLFI Y ROSA CRANENBORG

COMPARTIR:

Marbella, 20 de Enero 2018- Cachy Siconolfi y Rosa Cranenborg forman una pareja perfecta de emprendedores, un dúo de empresarios y grandes profesionales que han conseguido el éxito gracias al trabajo y la perseverancia. Matrimonio, padres de dos hijos, amantes de los animales y socios al cien por cien. Detrás de ellos se encuentran dos de los locales gastronómicos más conocidos de la ciudad, La Rosa y 1870, éste último junto a otros dos enamorados de la restauración, Aitor Perurena y Vanina Favale. Hoy son Cachy y Rosa, un equipo de diez, quienes han querido compartir con Marbella Chic sus inicios personales y profesionales en Marbella.

rosa cranenborg y cachy siconolfi

¿Quiénes eran Cachy y Rosa antes de conocerse y a qué se dedicaban?

Rosa Cranenborg.– Antes de conocernos Cachy llevaba viviendo en Marbella desde principio de los años ochenta. Tiene mucho que contar de aquella época.

Cachy Siconolfi.– Cierto, trabajé en diferentes lugares de ocio como en el tablao flamenco ‘Los Califas’ donde cada noche bailaba El Pinto y Chiquito de la Calzada tocaba las palmas y, por supuesto, contaba chistes. De allí me fui al Puerto Deportivo y monté con Guillermo Furiase el SOS, un bar de copas en el que trabajaba parte de la familia Flores, el desparecido Antonio era Dj y Rosario, relaciones públicas. Durante mucho tiempo disfrute con todos ellos en su casa de Marbella y también en Madrid. También abrí Oxido en Puerto Banús, trabajé con clínicas dentales, en inmobiliaria  y, posteriormente, fui socio fundador de Funny Beach. Un no parar!

R.C.– Mientras, yo trabajaba en mi empresa de marketing promocional con mi hermana, es decir, nos dedicábamos a actividades empresariales muy diferentes. A lo largo de todos estos años Cachy, además de ser un gran emprendedor, también ha practicado muchos deportes como padel, futbol, karting y golf.

rosa cranenborg

¿Cómo os conocisteis?  R.C.-Nos presentó en el año 99 su hermano en Buenos Aires. Siempre me decía ‘es el mas guapo, el más simpático y el más bueno pero vive en España’. En aquel momento le dejé pasar ya que ni se me pasaba en la cabeza dejar mi país ni mi familia. En ese momento solo era un amigo que vivía en otro país y punto.

¿Y qué pasó?  R.C.- Él tenía 42 años y pensé que era un play-boy de Marbella, no quería alguien así en mi vida. Tres años después regresó a Buenos Aires, había dejado sus playas y esa vida que yo pensaba que hacía en Marbella. Nos volvimos a ver y al regresar a Marbella me invitó a que conociese esta ciudad. Antes de irme me pidió que nos casáramos. Mi hijo fue la primera persona que me animó a formar una nueva familia y no lo dude, nos casamos en octubre. Cada uno con nuestros respectivos hijos ya que Cachy también tiene una hija, Lucrecia, y varios gatos en común, hemos formado una familia extraordinaria.

¿Cómo se lleva vivir y trabajar juntos?

R.C.- Vivir y trabajar juntos es toda una aventura y muy difícil porque cada uno tiene su forma de pensar. Somos muy independientes pero nos respetamos, es muy importante que cada uno conserve su espacio y que haga lo que mas le gusta, soy una lectora empedernida y Cachy un amante del golf. Cada uno hace lo que desea y coincidimos en los momentos que compartimos.

C.S.– Nos encanta pasar el tiempo juntos recorriendo pueblos de Andalucía, paseamos mucho y disfrutamos de nuestro hogar. De hecho, las barbacoas con amigos nos encantan. Este fue el principal motivo para animarnos a abrir el restaurante La Rosa, un lugar donde reunimos siempre a nuestros clientes en un ambiente muy familiar. Después vino 1870, una aventura gastronómica con dos compañeros de viaje muy especiales, Vanina Favale y Aitor Perurena.

¿Une o, a veces, cansa pasar tantas horas uno con el otro?  R.C.- Hay momentos en los que trabajar juntos nos une mucho, sobre todo en los que hay que tener garra, tirar para adelante y defender los negocios. Hay ocasiones que estas circunstancias nos ponen uno frente al otro pero con diálogo es posible. Ambos opinamos que si no hay admiración mutua, esto hubiera sido imposible. Además, Cachy es un trabajador incansable.

¿Qué os impulsa a compartir esta aventura gastronómica? R.C.-Nos encanta los que hacemos, nos hace feliz ver a la gente disfrutar. Cada sonrisa o comentario cariñoso nos anima a seguir en esta aventura. Hay momentos que uno se plantea porqué seguir con esto, pero es nuestra forma de ver la vida y nuestra decisión así que aquí estamos.

La clientela de vuestro restaurante ha sido fiel desde el primer momento ¿Qué os diferencia de la competencia? C.S.- Tenemos clientes que nos acompañan desde el año 2009 y verlos pasar por la puerta después de tantos años, darnos un abrazo y tratarnos como si fuésemos amigos es muy gratificante y eso es los que nos diferencia de los demás. Nos gusta tratar a la gente con afecto y que se sientan como en casa, que se encuentren cómodos y nada presionados a consumir. Hay gente que igual están seis o siete horas sin necesidad de tener que estar tomando algo. Nuestra mayor cualidad es la honestidad y eso se transmite. No vendemos humo ni nada que no sepamos hacer. Somos sencillos, tradicionales, lo que se ve y sin artificios.

Por cierto Rosa ¿cómo nació tu afición por la repostería? R.C.– Nació desde muy pequeña. A mi madre y a mi abuela, que era alemana, las observaba desde niña cuando hacían los postres y tartas. Juntas veíamos un programa de televisión muy famoso en Argentina de una cocinera muy famosa, Doña Petrona C. de Gandulfo. Cuando mi hermana y primos jugaban, yo veía los programas de cocina de televisión o leía un libro que teníamos, el manual que toda mujer que presumía saber cocinar, debía leer. Me apasionaba la repostería, los dulces y cada vez que había un cumpleaños o una fecha especial siempre hacía los postres. Dedicarme a la repostería era mi sueño y cuando llegue a Marbella quise abrir un café literario pero no era el momento. Con el tiempo nació La Rosa y pude cumplir con mi sueño para dar un mimo a los que quiero.

rosa cranenborg

¿Hacia dónde os conduce vuestra ilusión empresarial en este momento? C.S.– Estamos en una etapa de intentar conservar nuestra esencia a nivel gastronómico. De no meternos en nuevas aventuras para no diversificar demasiado. Queremos dar lo mejor de lo que estamos ofreciendo en este momento. Quizás ser los mejores no es nuestro leit motiv, sino dar lo mejor posible.

Por cierto ¿de dónde sacáis tiempo para la vida familiar?  R.C.– No es fácil sacar tiempo para hacer vida familiar pero no nos resignamos a dejar de ser padres y hacer una piña entre los cuatro.Tratamos de estar cada minuto en la vida de nuestros hijos, nos desvivimos por ayudarles. Nuestra vida familiar siempre gira en torno a una mesa y, si es posible, también con amigos.

Texto: Jacqueline Campos

COMPARTIR:


Translate »